25 Nov, 2007
Bienvenidas las políticas
sociales, y más vale tarde
que...
Desde que nuestro Secretario General y Presidente del Gobierno anunciara una ayuda de 2500 euros por hijo/a, en el último debate del Estado de la Nación, se han sucedido una serie de anuncios en la misma línea, como es el caso de la gratuidad del “dentista” para niños entre 7 y 15 años, propuesta por el Ministro de Sanidad; el apoyo a los menores de 30 años para el acceso a la vivienda en alquiler, anunciado por el propio Presidente y la Ministra de la Vivienda; o la iniciativa del Gobierno andaluz de legislar en materia de vivienda para limitar el impacto del
coste de la vivienda en el salario; hasta la reciente apuesta por el incremento del SMI realizada por el compañero Caldera.
Quienes defendemos el Estado de Bienestar no podemos por menos que dar la bienvenida a estas medidas e iniciativas.
Apoyamos inequívocamente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero frente a quienes le presionan, como mínimo, por dos flacos: Por un lado, el de los poderes económicos, con su representante al frente de Economía y Hacienda; y por otro el PP, es decir la opción política natural de los poderes económicos.
Lo del PP es lo natural. Aún así es poco serio que digan lo que dicen quienes han contribuido durante ocho años al disparate que hoy vivimos, en materia de vivienda y suelo, legislando con su mayoría absoluta (2000-2004) una Ley del Suelo que se ha constituido en el “paraíso de los especuladores”. Que necedad, que éstos sean quienes ahora se acuerden de los ocho millones de españoles hipotecados hasta las cejas. Decir que es demagógico es quedarse muy cortos.
Más preocupante es la presión ejercida por el Sr. Solbes quien, ante los anuncios realizados desde otros departamentos ministeriales y por el propio Presidente, argumenta que la economía esta muy incierta y que debemos obedecer los criterios del Pacto de Estabilidad Europeo. Es llamativo que este mismo señor no dijese nada ante el endeudamiento del Ayuntamiento de Madrid, al que desde el Ministerio de Economía y Hacienda se le autorizó un desfase en el endeudamiento hasta el 160% del presupuesto, cuando el límite está en el 110%.
Parece claro que para el ex Comisario Europeo de Economía existe un doble rasero a la hora de afrontar las inversiones. Uno restrictivo si es para invertir en la ciudadanía y otro de “manga ancha” si es para beneficiar a las grandes empresas de la construcción y las entidades financieras.
coste de la vivienda en el salario; hasta la reciente apuesta por el incremento del SMI realizada por el compañero Caldera.
Quienes defendemos el Estado de Bienestar no podemos por menos que dar la bienvenida a estas medidas e iniciativas.
Apoyamos inequívocamente al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero frente a quienes le presionan, como mínimo, por dos flacos: Por un lado, el de los poderes económicos, con su representante al frente de Economía y Hacienda; y por otro el PP, es decir la opción política natural de los poderes económicos.
Lo del PP es lo natural. Aún así es poco serio que digan lo que dicen quienes han contribuido durante ocho años al disparate que hoy vivimos, en materia de vivienda y suelo, legislando con su mayoría absoluta (2000-2004) una Ley del Suelo que se ha constituido en el “paraíso de los especuladores”. Que necedad, que éstos sean quienes ahora se acuerden de los ocho millones de españoles hipotecados hasta las cejas. Decir que es demagógico es quedarse muy cortos.
Más preocupante es la presión ejercida por el Sr. Solbes quien, ante los anuncios realizados desde otros departamentos ministeriales y por el propio Presidente, argumenta que la economía esta muy incierta y que debemos obedecer los criterios del Pacto de Estabilidad Europeo. Es llamativo que este mismo señor no dijese nada ante el endeudamiento del Ayuntamiento de Madrid, al que desde el Ministerio de Economía y Hacienda se le autorizó un desfase en el endeudamiento hasta el 160% del presupuesto, cuando el límite está en el 110%.
Parece claro que para el ex Comisario Europeo de Economía existe un doble rasero a la hora de afrontar las inversiones. Uno restrictivo si es para invertir en la ciudadanía y otro de “manga ancha” si es para beneficiar a las grandes empresas de la construcción y las entidades financieras.
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